Dulzaineros de Navarrete

Se trata de un grupo de personas con las mismas inquietudes y aficiones. Unos del pueblo, otros de los alrededores, solteros y casados, pero todos unidos por el folklore, por la dulzaina.

Ese instrumento de viento, de manera noble, normalmente de granadillo, ébano o de bog (aunque también las hay de plástico, pero no son igual). Son cónicas, de 350 mm de largas, con sus agujeros calibrados para dar sus distintas notas. En su parte más estrecha se coloca la boquilla o pita, se trata de un tubel de plata o alpaca que sostiene en un lado un corcho para acoplarlo a la dulzaina y en el otro unas cañas previamente desgastadas y calibradas para que puedan vibrar a voluntad del que sopla.

Si hay que "echar la culpa" a alguien de la creación del grupo, este fue "Torero", que ya llevaba un año ensayando y tocando en Logroño. Como en todos los pueblos hay un hueco que llenar en este sentido, pensando que serían capaces, algunos amigos afrontaron el reto. No sabían solfeo, fundamental para la música, así que se apuntaron a la Escuela de Bonifacio Gil. Semana tras semana en la escuela y en la bodega (único sitio que tenían en invierno para ensayar) fueron consolidándose como músicos Juampa, Santi, Nico y Feliciano, sin olvidar que otros entraron pero no llegaron a quedarse por todos los inconvenientes antes mencionados (bajar a Logroño a ensayar, el gasto del coche, etc).

Los primeros pueblos que escucharon sus temas fueron Navarrete, Logroño, Cenzano, Ribafrecha, la Ciudad de Santiago y la cuna de la dulzaina: Laguardia. Han tocado dianas, jotas, pasacalles, danzas, villancicos y hasta vals. Con ayuda crearon una asociación, entrando a esta más dulzaineros: Carmen, Vicente, Félix y "los de Logroño" que siempre les acompañan, son bastantes, pero nunca suficientes. La Asociación, Grupo de Dulzaina de Navarrete, prefiere tocar en Navarrete porque es una forma de agradecer al ayuntamiento la cesión de un local de ensayo, por eso, como asociación, tratamos de colaborar en todo lo que se nos solicita, uniéndonos a otras asociaciones. Cuanto más gente seamos, más cosas podremos hacer por el pueblo y por nosotros mismos.