Camino de Santiago

La Rioja y Navarrete son paso del, cada día más popular, Camino de Santiago. El peregrino abandona Navarra al cruzar el puentecillo que en los tiempos medievales hizo de frontera entre los reinos de Castilla y Navarra, a camino entre Viana y Logroño.

Se accede a nuestra capital cruzando el Puente de Piedra, mientras se descubre la silueta de la ciudad con las torres de San Bartolomé y Santiago, las gemelas de Santa María La Redonda y la aguja de ocho caras, que se eleva sobre Santa María de Palacio.

En el siglo X Logroño sólo era un asentamiento agrícola en las fértiles riveras del Ebro. El camino le dio el impulso necesario para su desarrollo y crecimiento. El siguiente paso del camino es Navarrete, a donde se puede llegar por dos caminos: el viejo de Fuenmayor, con algo más de vuelta pero tranquilo, o el viejo de Navarrete (coincidente con el de Entrena) que es el más habitual y donde el peregrino encontrará las ruinas del Hospital de San Juan de Acre, fundado por Doña María Ramírez hacia 1185, como albergue y auxilio de peregrinos. Precisamente su portada y ventanales (situadas a la entrada del cementerio) despiden de nuestra localidad actualmente al peregrino, camino de Nájera.

Navarrete es un pueblo de tradición jacobea en su parte vieja y guarda aún el aspecto de una plaza fuerte con sus calles concéntricas en torno a la ladera del Cerro Tedeón. El camino atraviesa el centro urbano por la Calle Mayor Baja, para continuar por la Mayor Alta.

En esas calles adyacentes encontramos casas y palacios blasonados de la época medieval. Es de rigor realizar un alto en el camino para contemplar la monumental Iglesia de la Asunción, templo de tres naves del siglo XVI, con magnífico retablo barroco del siglo XVII.

También en nuestra localidad se puede apreciar, en un capitel, el combate de Roldán con Farragut. El camino continúa hacia Ventosa.

Navarrete en el Camino de Santiago

Sobre dos leguas de Logroño, en dirección a Santiago, el peregrino del medievo se encontraba en esta villa. Desde lejos, una vez remontadas las cuestas del pantano de la Grajera, se avista la majestuosa torre de la iglesia parroquial (merece un capitulo aparte) y el cerro Tedeón sobre el que se asentó un majestuoso castillo del que únicamente nos queda la historia escrita. Alrededor del cerro y presidido por la iglesia nace la villa de Navarrete.

Desde la concesión del Fuero por Alfonso VIII (Año 1195) fue Navarrete importante plaza frente a Navarra. De su historia quedan numerosos vestigios, testigos que nos hablan cuando paseamos por sus calles en el casco antiguo, esas casonas con sus balaustradas, sus aleros, sus escudos, los restos de muralla que protegían a la villa... etc.